Rusia, inmenso país de marcados contrastes y riqueza cultural extraordinaria, ha sido durante gran parte de su historia casi un misterio para Occidente. Si San Petersburgo es la ventana de Europa, Moscú es el corazón de Rusia. La calidez de los tonos pastel que viste San Petersburgo contrasta con los estridentes tonos rojizos y verdes de Moscú, sus dorados brillantes y el blanco de la piedra calcárea de la región.
Rusia, inmenso país de marcados contrastes y riqueza cultural extraordinaria, ha sido durante gran parte de su historia casi un misterio para Occidente. Si San Petersburgo es la ventana de Europa, Moscú es el corazón de Rusia. La calidez de los tonos pastel que viste San Petersburgo contrasta con los estridentes tonos rojizos y verdes de Moscú, sus dorados brillantes y el blanco de la piedra calcárea de la región.
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